Con el pigmento azul llegaron ellas... figuras colosales que conquistaron un rincón de esta interminable emoción. Con su fuerza lo cubrieron todo y empaparon de magia cada centímetro, cada segundo, cada momento... poco a poco cubrieron el hueco que dejó el juguete roto y la herida cicatrizó. Su poder reside en la grandeza de la ambigüedad: hombres y/o mujeres; tan solo figuras, símbolo del futuro y recordatorio del pasado, una cicatriz latente por lo perdido y una cura definitiva ante el futuro... ¿definitiva?...
Azul interminable que, lentamente, casi sin percibirlo, se va adueñando de todo nuestro espacio; mutando el ambiente, dándonos un soplo de aire fresco.
Azul ambiguo; ni frio ni calor, sólo inmensidad; inmensidad de miras, de caminos, de propósitos... de sueños prósperos, aún sin frustrar.
Llegaron sólas, arañando tiempo al tiempo y sin engaños.
Colosas, colosos, gigantes en un mundo de enanos.